OBESIDAD: LA EPIDEMIA DEL SIGLO XXI.

Día mundial contra la Obesidad, 12 de noviembre de 2021.

La obesidad es uno de los retos de salud pública más complicados a los que se enfrenta la población mundial. Cada vez se producen más muertes en las que el exceso de peso representa uno de los principales factores desencadenantes. Además, es importante considerar su comorbilidad, que son todas las complicaciones derivadas del sobrepeso que aumentan el riesgo de la patología: hipertensión arterial, diabetes tipo II, dislipemia, disbiosis intestinal e inflamación crónica, entre otras.

Desde el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía, queremos hacer llegar a la población estos datos para una mejor y mayor concienciación de la población, destacando la importancia de la figura del dietista-nutricionista para un correcto abordaje del sobrepeso y la obesidad.

UNOS DATOS ALARMANTES

Obesidad es un término que engloba a muchas personas de diferente sexo, edad, cultura, geografía, genética… Los datos de diferentes estudios, entre el que se encuentra el estudio ALADINO 2019, muestran que la prevalencia de la obesidad aumenta con la edad.

En otro estudio publicado en la Revista Española de Cardiología se deja ver que Andalucía se encuentra en el tercer puesto en cuanto a prevalencia de obesidad. A continuación, los datos en el mapa:

Mapa de prevalencia de obesidad en población adulta (25-64 años) en España.

Centrémonos por un momento en un término que identifica a una parte del colectivo: la obesidad infantil. La OMS afirma que, en España, el 40,6% de los escolares de entre 6 y 9 años presenta sobrepeso. Lo alarmante no es sólo que 4 de cada 10 niños escolarizados en España tienen exceso de peso, sino que, en muchos casos, padres y madres creen que su hijo está en normopeso, y no valoran la gravedad real del problema. Sólo el 11,7 % de los progenitores piensa que sus pequeños tienen un “ligero sobrepeso”.

La alimentación es uno de los factores que posee mayor influencia en la salud de los ciudadanos, desempeñando un papel fundamental en la calidad de vida de estos. En esta línea, la OMS afirma que:

  • Siete de las diez causas principales de defunción en 2019 fueron causadas por enfermedades no transmisibles, representando el 74 % de las defunciones en el mundo.
  • La mayor causa de defunción es la cardiopatía isquémica (16% del total de muertes en el mundo), seguida del accidente cerebrovascular y de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
  • La diabetes ha pasado a ser una de las 10 causas principales de defunción, con un incremento del 80% en los últimos 20 años.
  • Los 4 aspectos principales que aumentan el riesgo de enfermedades no transmisibles son hipertensión arterial, sobrepeso y obesidad, hiperglucemia e hiperlipidemia.

Aunque el sobrepeso y la obesidad son complicaciones multifactoriales, es decir, cuyo desarrollo depende de muchos factores, hemos de considerar determinados patrones que se repiten de manera frecuente entre las personas que lo padecen:

  • Consumo habitual de alimentos procesados de mala calidad, tales como dulces, bollería, chucherías y bebidas azucaradas, entre otros.
  • Consumo de fruta y verdura insuficiente.
  • Necesidad de mejorar los nutrientes incluidos en la dieta.
  • Estilo de vida sedentario.
  • Menos descanso, tanto los días laborales como los fines de semana.
  • Padres y madres con menor formación de estudios primarios y secundarios.
  • El riesgo de desarrollar sobrepeso disminuye al aumentar los ingresos familiares.

 

NOS ESTÁ SALIENDO CARO

La obesidad supone una carga cada vez mayor para los servicios de salud de todo el mundo, siendo el asesoramiento nutricional una prioridad urgente para la atención primaria, con el fin de obtener ahorros sustanciales de coste sanitario. Por ello, la obesidad ha tenido una importante repercusión económica en salud pública en los últimos años. Tanto es así, que ya existen estudios que analizan el impacto que tiene esta patología en las entidades públicas.

Actualmente, el exceso de peso entre la población adulta española se ha incrementado, generando unos costes médicos extra directamente asociados de 524 millones de euros anuales y un coste total 1.950×103 millones de euros. Esta cuantía representa el 2% del presupuesto sanitario de 2016. Si esta tendencia continúa, esperamos un 16% más de casos en 2030 y un 58% más de costos médicos adicionales directos.

En relación al coste de la obesidad, la OCDE realizó un informe en 2019 denominado La Pesada Carga de la Obesidad, en el que se evidencia que los españoles con sobrepeso viven 2,6 años menos de media con respecto a ciudadanos sin sobrepeso. En este sentido, las repercusiones sobre la economía son claras: el sobrepeso representa el 9,7% del gasto en salud y reduce la producción del mercado de trabajo estimada en torno a los 479.000 trabajadores a tiempo completo por año. Esto se traduce en que el sobrepeso supone la reducción del PIB español en un 2,9%. Para cubrir estos costes, cada ciudadano en España tiene que contribuir con 265 euros adicionales al año.

En otro estudio publicado en Ámsterdam en 2012, se muestra que la incorporación de los dietistas-nutricionistas en el sistema sanitario público produciría un impacto económico positivo en relación a costes de capital público y eficacia de la presencia de los profesionales, ya que tanto la prevención como el tratamiento de enfermedades donde puedan intervenir los dietistas-nutricionistas reduciría la evolución de las diferentes patologías metabólicas y/o digestivas.

Una de las principales conclusiones de este análisis de SEO Economic Research es que el tratamiento de pacientes con obesidad y enfermedades derivadas de la misma generaría beneficios sociales de entre 0,4 y 1,9 millones de euros en un período estimado de 5 años, en caso de que se hiciera un correcto abordaje de prevención y tratamiento de la obesidad y su comorbilidad (enfermedades asociadas).

Aunque las complicaciones derivadas son importantes a nivel poblacional como sociedad en conjunto, hemos de tener en cuenta que la disminución de la tasa de sobrepeso como resultado de programas de prevención es una mejora de la salud de los ciudadanos, lo que da lugar a que además se pospongan, eviten y/o alarguen los ingresos hospitalarios, y se reduzca el consumo de medicamentos prescritos.

¿CÓMO DEBO ACTUAR SI MI HIJO/A TIENE SOBREPESO/OBESIDAD?

Lo primero y más importante de lo cual deben ser conscientes los padres es de la existencia de sobrepeso y/u obesidad en los más pequeños. Para abordar el problema, es necesario saber que existe el mismo. Partiendo de ello, podemos tomar en serio el problema y comenzar a abordarlo. No sin antes anotar la importancia de proteger al menor de la posible discriminación social.

Se deben evitar dietas estrictas que prometan resultados asombrosos en el menor tiempo posible, mucho menos si ello incluye la compra de productos de la propia marca. En la mayoría de los casos, las dietas milagro no traen beneficios para la salud, sino todo lo contrario. No es adecuada la prohibición de alimentos, imponer castigos y/o premios relacionados con el entorno alimentario y mucho menos visualizar conductas que sean mal interpretadas, como aquellas relacionadas con los alimentos poco saludables.

Se debe intentar mejorar el estado de salud desde la flexibilidad alimentaria y el movimiento. Siendo conscientes del tratamiento nutricional, pero sin obsesionar al menor ni a la familia con el proceso. De hecho, en la mayoría de los casos, lo más conveniente es que toda la familia participe en el proceso y no solamente los pequeños que presenten sobrepeso.

UN SERVICIO QUE NO TODOS PUEDEN PERMITIRSE

La Constitución Española reconoce en una norma de ordenamiento jurídico (artículo 43) que los ciudadanos tienen reconocido el derecho a la protección de la salud. También, en la Ley General de Sanidad 14/1986, de 25 de abril, se afirma que las competencias en materia de sanidad se transfieren a las diferentes comunidades autónomas. De este modo, la responsabilidad de la elección de los profesionales sanitarios presentes en el sistema público queda en manos de las instituciones de la comunidad autónoma. En nuestro caso, Andalucía.

Dicho esto, es necesario y conveniente reivindicar, en este Día de la Obesidad, que España es el único país de la Unión Europea que no cuenta con la presencia de dietistas-nutricionistas en su sistema sanitario en la mayoría de sus Comunidades Autónomas, aun siendo esta profesión reconocida en la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias (LOPS).

De hecho, la Comisión Europea aboga, en un informe emitido este año 2021, por la presencia de la figura del dietista-nutricionista en atención primaria, en favor tanto de la salud de los ciudadanos como del ahorro económico sanitario. Esto confirmaría la pretensión por parte del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (junto con el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas y otros Colegios Profesionales autonómicos), desde el cual se reivindica un objetivo firme: fortalecer la profesión sanitaria y hacerla visible tanto en atención primaria como en comunitaria.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es adecuado concluir que la ausencia de dietistas-nutricionistas en el sistema sanitario público muestra el restringido acceso al servicio de nutrición y dietética por parte de la población general. El tratamiento nutricional por parte de un profesional de la nutrición puede realizarse únicamente a través de la sanidad privada, siendo, por tanto, desfavorable.

Para que se materialice la “igualdad efectiva de la población” que la normativa vigente predica, los dietistas-nutricionistas deben estar disponibles de manera gratuita para las personas que carezcan de recursos económicos para costear una consulta privada, ya que, además, son grupos poblacionales donde prevalecen las tasas de sobrepeso y obesidad. De esta forma, se podrían prevenir y/o abordar las patologías desde su comienzo, minimizando así las afecciones asociadas y reduciendo los gastos extras que suponen para la sanidad pública.

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