DÍA MUNDIAL DE LA DISFAGIA

La disfagia es un trastorno de la deglución. En España, alrededor de 2 millones de personas padecen disfagia orofaringea (DOF). De todos ellos, el 90% está infradiagnosticada y, por tanto, no está tratada (enlace). En cuanto al riesgo nutricional, los datos muestran que 1 de cada 3 pacientes con disfagia presentan desnutrición como consecuencia de la alteración de la eficacia del transporte del bolo, y 2 de cada 3 pacientes presentan alteraciones de seguridad de la deglución (enlace).

El estudio PREDyCES reflejó que, de un total de 352 pacientes con DOF, el 45,7% presentaron desnutrición al ingreso y el 42,2% al alta hospitalaria. En pacientes mayores de 70 años, la cifra asciende al valor de 54,6% en el momento del alta hospitalaria (enlace).

En este sentido, la evaluación del estado nutricional y de hidratación es fundamental para adaptar el tratamiento a las necesidades nutricionales y funcionales de los pacientes. En esta línea, desde CODINAN queremos visibilizar la DOF y compartir la necesidad de un correcto abordaje de la misma, tanto para preservar el estado de salud, como para mejorar la calidad de vida del paciente.

QUÉ ES LA DISFAGIA

La disfagia es un trastorno esofágico caracterizado por la dificultad para tragar alimentos sólidos, líquidos o incluso la propia saliva. Cuando aparecen problemas en la masticación o los primeros síntomas de alteración de la deglución, debemos adaptar la textura de los alimentos, para convertirlos en aptos y seguros, y así garantizar una ingesta que permita cubrir las necesidades nutricionales.

Las características de esta adaptación de la textura variarán en función del grado y tipo de disfagia, por lo que será necesario determinar para cada paciente qué tipo de textura y viscosidad son mejor toleradas, según el momento o contexto de la discapacidad en el que se encuentre (enlace).

¿Cómo identificarla?

La disfagia puede presentarse de diversas formas en cada individuo, pero existen una series de características comunes que suelen manifestarse de manera habitual (enlace):

  • Tiene tos y atragantamientos frecuentes.
  • Le cuesta manejar la comida en la boca o mastica con dificultad.
  • Come mucho más despacio de lo que acostumbraba.
  • No puede controlar la saliva y se le cae con frecuencia.
  • Necesita tragar en varias veces una pequeña cantidad.
  • Sufre sofocos durante la comida.
  • Quedan restos de alimentos en la boca después de la deglución.
  • Se observa hemiparesia facial.
  • Rechaza ciertos alimentos que antes comía bien.
  • Presenta infecciones respiratorias repetidas.
  • Pierde peso de manera brusca, no paulatina.

ABORDAJE NUTRICIONAL

Las personas con disfagia presentan problemas para consumir alimentos, por lo que el abordaje nutricional es fundamental para evitar la desnutrición en las personas que la padecen. Con este enfoque, podemos realizar modificaciones en la dieta, en la postura y en las condiciones del entorno, entre otras consideraciones generales.

Modificaciones en la dieta:

Con la aparición de los primeros signos de rigidez mandibular es necesario hacer ligeros cambios en la textura de los alimentos. Desde este momento, los alimentos sólidos tienen que ser de fácil masticación. Las modificaciones en la textura deben adaptarse a la capacidad de la persona que padece disfagia. Es decir, en fases avanzadas de la enfermedad, la alimentación debe ser en textura de puré.

De la misma manera, puede que sea necesario hacer modificaciones en la viscosidad de los alimentos en estado líquido, es decir, en las bebidas, ya que la deglución de éstas en su estado habitual tampoco resulta segura. Para tal fin, se emplean espesantes comerciales, cuya finalidad es aumentar la viscosidad de un alimento en estado líquido y así convertirlo en apto para aquellas personas que en su estado inicial no lo podrían consumir.

De este modo, la deglución se facilita introduciendo algunas modificaciones en los alimentos o vías de suministro:

  • Consistencia de los alimentos. Es más fácil tragar consistencias homogéneas que se humedezcan fácilmente y que se deslicen sin esfuerzo. Algunos ejemplos de estas consistencias son cremas, puré de frutas, compota, patatas hervidas pasadas (“pochas”), espesados de forma artificial (espesantes neutros) o natural (con harina, patata o frutas, por ejemplo).
  • Viscosidad de los líquidos. Los líquidos son problemáticos para las personas con disfagia, incrementar su viscosidad es de gran ayuda. En muchos casos, habrá que recurrir al espesante o al agua gelificada de venta en farmacia para poder lograr la adecuada viscosidad. Fundamentalmente, se establecen tres niveles de viscosidad para administrar líquidos: néctar, miel y pudding.

(Enlace)

  • Volumen. Siempre usaremos la misma medida, bien con cuchara, con jeringuilla o con un pequeño recipiente. La medida “cuchara” es de las más empleadas: cuchara sopera son 10ml, cuchara de postre son 5ml, cuchara de café son 2,5ml o 3ml.
  • Sabor y temperatura. Exista o no una alteración en la sensibilidad o en el gusto, es conveniente trabajar con sabores intensos y con contrastes de sabores como, por ejemplo: dulce-salado o ácido-amargo. Si puede beber líquidos finos, se recomienda que tengan sabor (agua con unas gotitas de limón) y en algunos casos gas (refrescos con burbujas o gaseosa). Alternar alimentos fríos y calientes estimula la deglución.
  • Cubiertos. Ante la duda, no utilizaremos jeringas y pajitas para dar de comer. Existe variedad de instrumentos adaptados tanto para sólidos como para líquidos. Para personas con riesgo de atragantamiento nos puede servir trabajar con el protector “antiahogo” que nos ayudará a trabajar la masticación y la deglución, asegurándonos que no haya trozos de alimentos en la boca.

(Enlace)

  • Otras vías de alimentación: sonda nasogástrica y gastrostomía endoscópica.

La sonda de alimentación nasogástrica lleva alimentos y medicamentos al estómago a través de la nariz. Está indicado en pacientes cuando no puedan ingerir alimentos por vía oral. La gastrostomía endoscópica consiste en colocar una sonda a través de una comunicación entre la cámara gástrica y la pared abdominal. Está indicada en pacientes en los que la vía digestiva alta no tiene capacidad funcional.

Sonda nasogástrica (enlace); Gastrostomía endoscópica (enlace).

A continuación, se muestra una tabla a modo de resumen donde se proporciona información acerca de los cambios a efectuar para obtener la textura adecuada de los alimentos, facilitando la deglución en los diferentes estados evolutivos de la enfermedad (enlace).

Otras consideraciones:

La postura a la hora de comer es especialmente importante en caso de disfagia. Si la persona está encamada, la incorporaremos para comer a 60º u 80º. Si puede permanecer sentada, se deben alinear cabeza y tronco. Después de cada comida, antes de tumbarse, es recomendable que permanezca sentada o incorporada durante 15 minutos para evitar posibles aspiraciones.

Condiciones del entorno a la hora de comer, tanto para el comensal como a la persona que pueda asistirle:

  • Ambiente tranquilo, sin ruidos ni distracciones. No hablar mientras se come.
  • En la medida de lo posible hay que dejar que coma sola, bajo supervisión. En caso de que otra persona se encargue de la administración de la comida, esta debe mostrar calma y seguridad, anticipando con palabras lo que le va a dar de comer y enseñándole el contenido.
  • La hora de las comidas ha de ser, siempre que sea posible la misma, evitando horas de cansancio y somnolencia.
  • Dedicar el tiempo necesario a las comidas.
  • Ingerir cantidades pequeñas y no emplear pajitas ni vasos altos.
  • Vigilar algunas complicaciones como pérdida de peso, deshidratación, infecciones
  • Mantener una adecuada higiene oral.

Con el fin de promocionar la autonomía, existen recursos técnicos de apoyo para la ingesta de alimentos de manera autónoma. En España, el organismo de referencia es CEAPAT (Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas), perteneciente al Ministerio de Derechos Sociales (enlace).

Es importante potenciar la creación de unidades de disfagia en hospitales interdisciplinares y estandarizar los protocolos diagnósticos, la introducción del dietista-nutricional en los centros hospitalarios puede ayudar a mejorar la calidad asistencial en estos pacientes.