DÍA MUNDIAL CONTRA LA OBESIDAD

Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los ciudadanos en general y los dietistas-nutricionistas en particular son las altas cifras de sobrepeso y obesidad, tanto en la población infantil como en adultos.

Es preciso ser conscientes de los datos alarmantes y de las consecuencias para la salud del exceso de masa grasa en el organismo. Asimismo, conocer el costo sanitario asociado y el abordaje que actualmente se le está dando al problema. Con ese objetivo, desde CODINAN, os acercamos a dicha información.

DATOS Y CONSECUENCIAS

Los últimos datos sobre sobrepeso y obesidad indican que:

  • En 2019, la prevalencia de obesidad en Andalucía fue de 19,7% (enlace).
  • El 40% de los menores de entre 6 y 9 años presenta una acumulación excesiva de grasa, pudiendo ser precedente de otras complicaciones como la hipertensión, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares (enlace).
  • El 69,1% de los progenitores de escolares con exceso de peso consideran el peso de sus hijos normal aunque padezcan de sobrepeso (88,6%), obesidad (42,7%) u obesidad severa (19,1%) (enlace).

Mapa de prevalencia de obesidad en población adulta (>18 años, ambos sexos) en España en el año 2020

FACTORES

El sobrepeso y la obesidad son complicaciones de origen multifactorial. Es decir, su desarrollo depende de muchos factores, entre los que podemos encontrar una alimentación inadecuada, actividad física insuficiente, distintas patologías subyacentes, escasos recursos económicos, baja formación académica y/o trastornos psicológicos.

Poniendo el foco en la alimentación, hay una serie de acciones que deberían evitarse si queremos prevenir el desarrollo del sobrepeso y/o la obesidad:

  • Consumo habitual de alimentos procesados de mala calidad, tales como dulces, bollería, chucherías, snacks salados y bebidas azucaradas, entre otros.
  • Consumo deficiente de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y/o frutos secos.
  • Necesidad de mejorar la calidad del conjunto global de alimentos consumidos.

Más allá de la alimentación, hay otros factores que tienen protagonismo en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad.

  • Edad: aumenta el riesgo de sobrepeso conforme aumenta la edad, debido principalmente a cambios hormonales y una vida menos activa.
  • Estilo de vida sedentario: una práctica insuficiente de ejercicio y/o actividad física aumenta el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad.
  • Estrés y descanso: el estrés y la falta de descanso intervienen en las conductas alimentaria, pudiendo dar como resultado un aumento del peso corporal.
  • Factores socioculturales y económicos: la prevalencia es mayor en familias en las que padres y madres poseen menor formación. Además, el riesgo de desarrollar sobrepeso disminuye al aumentar los ingresos familiares.
  • Factores genéticos: existen genes que influyen en la cantidad de grasa corporal y su distribución. Es importante destacar que la predisposición no implica necesariamente que se desarrolle obesidad, sino que indica que aumenta el riesgo de padecerla, pudiendo ser, en cualquier caso, contrarrestado por otros factores como la actividad física y la alimentación saludable.

GASTOS SANITARIOS ASOCIADOS

La obesidad supone una carga cada vez mayor para los servicios de salud de todo el mundo, siendo el asesoramiento nutricional una prioridad urgente para la atención primaria, con el fin de obtener ahorros sustanciales de coste sanitario.

Las enfermedades relacionadas con el sobrepeso suponen 417 millones de euros de recursos económicos anuales destinados a sanidad, lo que implica el 10 % del total sobre el gasto sanitario nacional (enlace). Los españoles pagamos 265 euros de impuestos al año para tratar los problemas de salud generados por la obesidad y el sobrepeso (OCDE, enlace).

Otros datos confirman que se eleva hasta los 25.136 millones de euros los costes relacionados con el sobrepeso y la obesidad en 2019, lo que supone un 2,1 % del PIB y un gasto per cápita de 537 euros durante 2019. Se estima que en el año 2060 los gatos globales aumenten hasta un total de 52.900 millones de euros, lo que supondría un coste per cápita de 1.289 euros y el 2,4 % del PIB (World Obesity Atlas, enlace).

Además, el 23% de los pacientes ingresados en un hospital están en riesgo de desnutrición y aproximadamente 1 de cada 4 pacientes ingresados en los hospitales españoles padecen de desnutrición. Es más, el 9,6% de los pacientes que ingresan con un estado nutricional óptimo desarrollaron desnutrición durante su hospitalización (enlace).

La incorporación de los dietistas-nutricionistas al sistema sanitario público originaría un impacto económico positivo en relación a costes de capital público y eficacia de la presencia de los profesionales, ya que tanto la prevención como el tratamiento de enfermedades donde puedan intervenir los dietistas-nutricionistas reduciría la evolución de las diferentes patologías metabólicas y/o digestivas (enlace).

UN SERVICIO QUE NO TODOS PUEDEN PERMITIRSE

La Constitución Española reconoce en su artículo 43, que los ciudadanos tienen reconocido el derecho a la protección de la salud. También, en la Ley General de Sanidad 14/1986, de 25 de abril, se indica que las competencias en materia de sanidad se transfieren a las diferentes comunidades autónomas. De este modo, la responsabilidad de la elección de los profesionales sanitarios presentes en el sistema público queda en manos de las instituciones de la comunidad autónoma. En nuestro caso, Andalucía.

De hecho, la Comisión Europea aboga, en un informe emitido en 2021, por la presencia de la figura del dietista-nutricionista en atención primaria, en favor tanto de la salud de los ciudadanos como del ahorro económico sanitario. Esto apoyaría la reivindicación del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía, el cual plantea como uno de sus principales objetivos fortalecer la profesión sanitaria con la incorporación del perfil profesional del dietista-nutricionista a la sanidad pública andaluza, tanto en atención primaria como en la comunitaria (enlace).

Para que se materialice la “igualdad efectiva de la población” que la normativa vigente predica, los dietistas-nutricionistas deben estar disponibles de manera gratuita para las personas que carezcan de recursos económicos para costear una consulta privada, ya que, además, son grupos poblacionales donde son más prevalentes las tasas de sobrepeso y obesidad. De esta forma, se podrían prevenir y/o abordar las patologías desde su comienzo, minimizando así las patologías asociadas y reduciendo los gastos extras que suponen para la sanidad pública.