Las altas temperaturas y la llegada de las vacaciones, provocan muchas veces que modifiquemos nuestros hábitos alimentarios, ya que dejamos atrás preparaciones muy calóricas y pesadas como guisos, sopas, crema, preparaciones culinarias más elaboradas y grasas, etc. Para dar inicio a preparaciones más frescas, como ensaladas, sopas frías como el g azpacho o el ajo blanco… macedonias de frutas, uso de plancha, ascuas/brasas, horno… entre otras.
Al fin y al cabo, lo que debemos hacer no es, ni más ni menos, que obedecer al propio cuerpo. Elegir comidas ligeras y refrescantes. Las frutas y verduras de temporada, que tienen un elevado contenido de agua y otros nutrientes esenciales para nuestro organismo, sacian el hambre y la sed de una forma apetitosa, contribuyendo a mantener nuestra piel bien nutrida e hidratada, teniendo en cuenta que ésta suele estar más expuesta a los rayos del sol.
- Comer variado: es fundamental seguir una dieta donde estén presentes distintos tipos de alimentos, así que disfruta de una variedad de alimentos sanos y equilibrados.
- Si quieres mantener la báscula a raya, ten fuerza de voluntad: ¿Eres de los que no puede resistirse y come mientras cocina? Evita tentaciones innecesarias y el picoteo, cocinando un menú apto para lucir tipazo este verano. Leer las etiquetas de los alimentos y elegir los que tengan menor contenido en grasas totales, grasas trans, azúcares, sodio y mayor contenido de fibra.
- Beber agua: El agua es la bebida más refrescante y también la más sana. Es recomendable beber entre 6 y 8 vasos de agua al día. Si no lo tienes contraindicado, no descartes darte un capricho con una cerveza fresquita ahora que llega el calor. Frente a las altas temperaturas nuestro cuerpo necesita eliminar calor, por medio de la transpiración, para regular la temperatura corporal. Por esto es indispensable mantener el organismo bien hidratado. Así evitaremos golpes de calor, desmayos, mareos. Si realizamos actividad física deberemos consumir bebidas ricas en minerales. Si no estamos bien hidratados podemos presentar fatiga muscular y calambres, mermando así nuestro rendimiento deportivo.
- Alimentos con fibra: El consumo de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales y frutos secos ayudan a eliminar el exceso de toxina y grasas. Disfruta de un exquisito plato de pasta o una estupenda ensalada variada sin moverte de casa.
- Evitar la ansiedad: Realiza varias comidas al día (5- 6 veces: desayuno, comida, merienda y cena, más dos opcionales como son media mañana y recena). La distribución correcta de alimentos evita hacer comidas muy abundantes y difíciles de digerir, favoreciendo el buen funcionamiento del organismo el hacer varias tomas.
- Tomar grasas saludables: Es importante el consumo de cierto tipo de grasas como las monoinsaturadas y las poliinsaturadas que nos ayudarán a mantener a nuestro cuerpo en perfecto estado. Consume Aceite de Oliva Virgen Extra, pescado azul y frutos secos.
- Fruta: Su consumo nos protege frente a posibles enfermedades, de modo que apuesta por postres sanos, añadiéndola a ensaladas, para el desayuno o incluso entre horas… haciendo tu menú más saludable.
- Evitar el estrés: Cualquier actividad que relaje nuestro cuerpo y evite el estrés diario es totalmente recomendable. Practica alguna actividad física por libre o rodeado de familia y amigos, qué mejor que invertir el tiempo en mejora de tu bienestar.
- Equilibrio: Comer de todo, no olvides comer frutas, verduras y hortalizas de todos los colores y varias veces al día; muévete más y contrarresta tus excesos.
- Respetar el descanso: Dormir entre 7 y 8 horas es esencial para que nuestro cuerpo descanse y mejore el funcionamiento de todos nuestros órganos.
El sol y la vitamina D
La exposición consciente y moderada al sol es totalmente necesaria para nuestro organismo, no sólo porque nos carga de energía, sino que al exponer nuestra piel a los rayos solares ésta puede sintetizar vitamina D, fundamental para el metabolismo del CALCIO. Esta vitamina lo fija en nuestros huesos, aumenta su absorción en el intestino, evita que se pierda por la orina y que salga de nuestros huesos. El resultado es huesos fuertes, menos propensos a la osteoporosis y menos expuestos a fracturas.