Compra saludable y sostenible.

Nuestras elecciones alimentarias son importantes, ya que involucran tanto a nuestra salud como al medio ambiente. Hacer la compra es un acto cotidiano que determina la forma en la que nos alimentamos y el impacto producido en los recursos naturales. Por ello, desde el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía, les hacemos llegar estas recomendaciones básicas para el momento de la compra, con el fin de realizar una compra saludable y sostenible.

COMPRA SALUDABLE Y SOSTENIBLE

  1. Sostenibilidad

Cambiar los estilos de vida hacia un modelo sostenible es una necesidad inminente para la conservación del planeta. Aunque este hecho es evidente, la propia Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) confirma que la sostenibilidad en alimentación va más allá del medio ambiente y la nutrición, ya que se han de considerar otras dimensiones como la económica y la sociocultural. El modelo sostenible debe contemplar políticas alimentarias y programas de educación al consumidor, ya que es imprescindible la implicación por parte de los gobiernos y la ciudadanía.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó en 2015 la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, eje a partir del cual se propone cumplir con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (1).

Figura 1. Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la Asamblea General para la Agenda 2030.

Como parte del proyecto mencionado, el Instituto Nacional de Estadística (INE) pone a disposición de los ciudadanos diferentes datos (2) que quedan en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por Naciones Unidas.

En relación a los hábitos de vida saludable y la sostenibilidad, a continuación, se detallan algunos datos relativos a la población española aportados por el INE. Otros datos que aparecen corresponden a la población mundial y la referencia aparece en forma de hipervínculo.

Los datos muestran evidencia de que poco a poco se han ido implementando acciones que han mejorado, de manera leve, la huella que el ser humano está dejando en el planeta. De este modo, es clara la necesidad de promocionar las prácticas agrícolas sostenibles, promover la industrialización y adoptar medidas para combatir el cambio climático, entre otras acciones. Todo esto se consigue no sólo actuando de manera individual como ciudadanos, sino haciendo un uso sostenible de los ecosistemas, entre todos.

  1. El momento de la compra: consejos básicos

Cuando hablamos de alimentación saludable, los alimentos de origen vegetal son los protagonistas. Pero esto va más allá del estado de salud de las personas, también podemos extrapolarlo a la salud del planeta. El consumo de alimentos de origen vegetal constituye, por tanto, un acto de cuidado de la salud del individuo y también del mundo que habitamos. Por ello, es importante incorporar dichos alimentos al carro de la compra, nuestro carro de batalla.

Para ser conscientes de la importancia del consumo de una dieta basada en vegetales, es importante considerar el modo de producción de este tipo de alimentos en comparación con la producción agrícola y ganadera. Tal y como muestran los estudios (5) (6) (7) (8), menos ganadería implica: mejor clima, más y mejor agua, más tierras disponibles y mejor aire. Los motivos son:

  • Desertificación. El terreno que podría ser usado para producir alimentos para consumo directo humano es destinado a la alimentación del ganado. La producción de proteína vegetal requiere menos tierra y energía en comparación con la producción de proteína animal.
  • Contaminación del aire, gases de efecto invernadero. La producción de alimentos de consumo animal produce gases de efecto invernadero, lo cual se une a las emisiones de metano del proceso digestivo de los rumiantes. En la producción de proteína vegetal se producen menos gases de efecto invernadero.
  • Consumo de agua. Si comparamos el consumo de agua de la ganadería en España al año con el consumo de agua en los hogares, sería lo equivalente a lo que consumen todos los hogares españoles durante más de 20 años, aproximadamente 000 millones de metros cúbicos de agua al año (9).
  • Contaminación del agua. España se encuentra entre los países con mayor número de fármacos detectados en aguas superficiales, aguas freáticas, agua corriente y agua potable (10).
  • Necesidad de más recursos. La carne y otros productos animales requieren más insumos del ciclo de vida por kilogramo (kg) de producto que los productos vegetales.

Algunos gestos que puedes hacer en el momento de la compra para contribuir a la preservación del medio natural son:

  • Planificar el menú semanal. Te llevará unos minutos, pero merecerá la pena. Elabora una lista de la compra y adquiere únicamente lo que sepas que vas a necesitar. Así no sólo ahorras, sino que además evitas el desperdicio alimentario. Además, deja días libres en la planificación; siendo honestos… puede que algún día salgas a comer, quieras repetir plato y/o te apetezca consumir las «sobras» de otros días.
  • Planear recetas compatibles. Piensa en elaboraciones que compartan ingredientes.
  • Revisar los alimentos almacenados. Antes de comprar, revisa lo que tienes en la despensa, nevera y congelador.
  • Prestar atención a las fechas de consumo preferente y/o caducidad (11). El primer concepto (consumo preferente) hace referencia a la pérdida de características organolépticas, por lo que su consumo fuera de la fecha de vencimiento no entraña riesgo para la salud. En el segundo caso (fecha de caducidad), no se debe consumir el producto tras pasar la fecha de vencimiento, ya que existe riesgo microbiológico.

El método FIFO (First in, first out) permite gestionar las fechas de manera organizada: deja en la primera fila lo que lleva más tiempo almacenado para consumirlo en orden de compra, según la fecha de caducidad o de consumo preferente.

  • Clasificar lo que vas a comprar: es importante que clasifiques los alimentos que necesitas en función de su naturaleza, especialmente en caso de comprar dichos alimentos en tiendas específicas: frutería, semillería, cafetería, carnicería, pescadería… Esto permitirá una mejor gestión de la seguridad alimentaria, ya que se suelen respetar mejor las temperaturas y no se mezclan alimentos.
  • Respetar las temperaturas: Usa bolsas térmicas para no romper la cadena de frío. Trata de respetar las temperaturas de congelado (-18ºC), refrigerado (4ºC) y ambiente (12). El trayecto del hogar al lugar de compra y viceversa es importante, por lo que se deben usar los recipientes de almacenaje pertinentes.
  • Evitar comprar de más. Cíñete a lo que necesitas y evita realizar compras compulsivas e innecesarias. En este sentido, es importante no ir a realizar la compra con hambre. En la mayoría de los casos, tendemos a comprar los alimentos que nos apetecen en el momento de realizar la compra.

¿Sabes lo que estás comprando?

El etiquetado alimentario (13) es un componente que está presente en lo que consumimos, pero de nada sirve si no sabemos identificarlo e interpretarlo.

Partimos de la base de que el producto debe contener las menciones siguientes de manera obligatoria: denominación del alimento, lista de ingredientes, cantidad neta del alimento, fecha de caducidad, condiciones especiales de conservación y utilización, operador de la empresa alimentaria, lugar de procedencia, modo de empleo (en caso de uso difícil del alimento), grado alcohólico (en bebidas con >1,2% en volumen de alcohol) e información nutricional.

En cuanto a la lista de ingredientes, la normativa que regula el etiquetado alimentario establece que los componentes aparecen en orden decreciente en función del peso con el que se han incorporado al producto en su elaboración. Esto quiere decir que el primer ingrediente que encontramos en la lista es aquel que se encuentra en mayor cantidad en el producto. Por ello, es recomendable que el primer ingrediente de los productos alimenticios que consumimos sean de calidad, evitando la presencia de azúcar, grasas hidrogenadas (trans), harinas refinadas y/o sal, entre otros.

En cuanto al valor nutricional, este aparece en un cuadro con valores, siendo obligatoria la información referente al valor energético y a las cantidades de grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. Para facilitar la comparación entre productos, la información ha de declararse por valores de 100 gramos o 100 mililitros, aunque a veces puede aparecer también el valor nutricional por ración de producto consumido.

  1. Cómo hacer tu compra saludable y sostenible

Una compra sostenible es aquella en la que se intenta gestionar el nivel de producción, tratando de producir alimentos con el mínimo impacto posible sobre el medio desde el cual lo obtenemos. Por ello, el propósito principal de este tipo de actos va en sintonía con no dañar los recursos naturales: suelo, agua, aire y biosfera, para poder seguir aprovechando estos recursos el mayor tiempo posible.

  • Comprar en el barrio: prioriza comprar en mercados locales frente a grandes superficies, así apoyas el pequeño comercio.
  • Comprar de cercanía: con ello apoyas al productor local y contribuyes a reducir la huella de carbono. Los alimentos de cercanía recorren menos kilómetros hasta llegar al comercio.
  • Comprar de temporada. Encontrarás mayor variedad de productos frescos, con menos envases, compras más barato y además se produce ahorro de energía porque no requiere de almacenamiento en otras estaciones.
  • Información sobre procedencia y modo de producción. La información es poder. Compres en mercado o supermercado, conocer el origen y el procesado de los alimentos te permite valorar entre las diferentes opciones (14).
  • Compra a granel y/o con poco embalaje. Cada vez más establecimientos ofrecen a los consumidores esta posibilidad. No olvides colocar los alimentos en los tarros adecuados y etiquetarlos al llegar a casa y almacenarlos.
  • Llevar tu propia bolsa. Los recipientes de usar y tirar inundan no sólo los supermercados, también los océanos y otros entornos naturales (15). Usa bolsas de tela lavables y/o reutilizables, evita adquirir nuevas bolsas de plástico. Vayas al mercado o al supermercado, utilizar tus propios envases cuando vas a comprar.
  • Evitar el desperdicio o el despilfarro alimentario. Si prevés que algunos alimentos o elaboraciones culinarias no van a ser consumidas, una buena opción es congelar los alimentos o platos cocinados por raciones e ir descongelando según se consuma. También puedes aprovechar las sobras de comida para realizar elaboraciones diferentes (16).
  • Si puedes, ve varias veces al súper o tienda local. Esto te ayudará a tener alimentos más frescos. Si compras de manera asidua, lograrás una mayor rotación de los alimentos y evitarás que acaben en mal estado.
  • Basar la alimentación en alimentos de origen vegetal: legumbres, cereales, frutas, verduras, frutos secos. Una dieta saludable tiene como base el consumo de alimentos de origen vegetal. Estos, además de ser saludables, son respetuosos con el medio ambiente.
  • Moderar el consumo de alimentos de origen animal. Reduce la compra de carne y pescado, priorizando el consumo de fuentes proteicas vegetales.
  • Evitar comprar alimentos ultraprocesados. El consumo de productos alimenticios de mala calidad nutricional tiene efectos dañinos para nuestro organismo. Además, en su proceso productivo se emplea más agua y energía industrial y requieren más envases para su comercialización. Todo ello da como resultado un mayor gasto de recursos.

Hagamos un uso sostenible de los recursos naturales.